miércoles, 10 de agosto de 2011

El fin del estreñimiento.

Puede ser que en parte sea cierto eso de que en el segundo trimestre todo se alivia y parece acomodarse.

Pero también apareció en mi vida de la mano de la querida Sonora (Ale) un dato maravillosamente útil: un kiwi en ayunas puede salvarte de la pesadilla diaria de no poder hacer caca.

Y, frente a las cucharadas de vaselina líquida o a las semillas de lino en agua (y esa sustancia gelatinosa horripilante) o las eternas ciruelitas a toda hora del día, el kiwi es algo así como lo más hermoso que te puede pasar.

Será casualidad o no pero: los días que me como un kiwi en ayunas voy al baño sin ningún tipo de problemas.

San Kiwi: ¡gracias por existir!

Y gracias eternas a Ale. Nunca será suficiente.

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