sábado, 31 de diciembre de 2011

Comienzo.

Nos hicimos un test de embarazo, en realidad, porque yo tenía unas pérdidas de sangre marrón pero el período no se desarrollaba como me sucede todos los meses.

En general, tengo una de esas pérdidas rosadas y unas horas después viene el borbotón de sangre roja. Pero esta vez no pasaba.

Eso, sumado a que tenía los pechos muy hinchados, me hizo sospechar y nos fuímos a comprar el test.

En ese primero, la segunda rayita apareció tan tímida que no sabíamos si estaba ahí o no.
Nuestra reacción fue más de confusión que otra cosa: no sabíamos si el test era positivo del todo, yo estaba con esa pérdidas... En fin, que lo único por hacer era salir corriendo a la guardia.

Allí fuímos y, por suerte, nos vió una ginecóloga que -sin mucho énfasis, pero con bastante humanidad, por suerte- me dijo "Sí, el test es positivio. Es todo muy reciente pero, de todas formas, vamos a actuar como si estuvieras embarazada" y me recetó reposo y progesterona.

A partir de ahí, todo sigue desarrollándose y acomodándose y cambiando como vamos pudiendo.
Eso sí, volvimos a hacer un test de embarazo para poder festejarlo como correspondía.
Y en ese segundo test, la segunda rayita apareció con fuerza, viva y rebozante.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Los libros.

Hasta ahora el libro que más me gustó leer es "Embarazada" de Kaz Cooke, australiana.
Es divertido y, a la vez, tiene información que está buena.

"Concepción, embarazo y parto" de Miriam Stoppard también está bueno, con mucha información y fotos, pero es un libro de consulta, no de esos que leés antes de dormir.

A Laura Gutman no termino de cazarle la onda y por momentos acuerdo mucho con lo que dice y por otros siento que habla mayormente de cosas difíciles, tortuosas y negativas. Hay algo en su forma de escribir que me hace sentir que está demasiado enojada. Y, aunque entiendo que tiene derecho a estar enojada, siento que faltan algunos oasis en varias partes de sus textos. Así y todo, sigo leyendo. Pero no puedo decir que me dé placer leerla (y, obviamente, asumo que no todas las lecturas están destinadas a hacernos sentir placer.

El manual de la lactancia de Avent es genial.

Y hasta ahora fui ojeando libros sobre crianza, sin sumergirme completamente en ninguno.
Por ahora prefiero ver a mis amigas y cuñadas con sus hijos e ir aprendiendo de la observación.

El fin del estreñimiento.

Puede ser que en parte sea cierto eso de que en el segundo trimestre todo se alivia y parece acomodarse.

Pero también apareció en mi vida de la mano de la querida Sonora (Ale) un dato maravillosamente útil: un kiwi en ayunas puede salvarte de la pesadilla diaria de no poder hacer caca.

Y, frente a las cucharadas de vaselina líquida o a las semillas de lino en agua (y esa sustancia gelatinosa horripilante) o las eternas ciruelitas a toda hora del día, el kiwi es algo así como lo más hermoso que te puede pasar.

Será casualidad o no pero: los días que me como un kiwi en ayunas voy al baño sin ningún tipo de problemas.

San Kiwi: ¡gracias por existir!

Y gracias eternas a Ale. Nunca será suficiente.

Obstetras, parto y la necesidad de contención, humanidad y respeto..

Ahora me estoy atendiendo con el Dr. Paleari.

Un obstetra clásico, que varias recomendaban en algunos foros de internet, como buen obstetra de Omint. Tranquilo pero consistente, nos dió seguridad y nos hizo sentir que el embarazo sería bien cuidado.

Las visitas son cortas, me pesa, me toma la presión, me pide o indica alguna cosa y Kyle y yo le preguntamos alguna otra. Eso es todo.

Todavía no hablamos claramente del momento del parto y lo único que nos dijo es que él es pro parto natural y que distribuye sus pacientes entre la Trinidad, el Mater y el Instituto del Diagnóstico. Que intenta estar en todos los partos pero que eso no es humanamente posible y que, entonces, pronto conoceríamos a su partera y la gente de su equipo (pero aún no sucedió)

Mañana tenemos cita con él y llevaremos nuestra primera listita de preguntas en torno al parto.

Porque, mientras tanto, yo empecé a investigar bastante acerca de los distintos tipos de parto posibles en Argentina.

Estaba un poco reacia a meterme en ese tema porque tenía mucha cosa pro-parto domiciliario alrededor, y me encerré un poco. No soporto cuando un texto o un relato empieza diciendo "en los hospitales te mutilan, torturan, vejan a vos y a tu hijo". No me gusta que me hagan sentir (ni en este, ni en ningún otro caso) que por que la elección que realizo no está complemente fuera del sistema entonces soy una capitalista alienada completamente escindida de su cuerpo y su espiritualidad y que me van a engañar y a hacer hacer lo que ellos quieran. Los fundamentalismos me generan muchísima distancia. Hay gente buena trabajando en todos lados y gente chanta manejando cosas "muy profundas". Y yo creo, además, que cambiar el sistema desde dentro es posible. En parte, por eso soy payasa.

En resúmen, me puse a ver que si bien es cierto que muchas mujeres casi no se ocupan del tema de informarse acerca de cómo y en qué condiciones van a parir o que creen que la única forma es seguir lo que ya está institucionalizado y normalizado, y muchos profesionales se aprovechan de eso para que los partos les resulten más cómodos, también existen otros profesionales que trabajan dentro de instituciones y que están súper comprometidos con la parte humana y respetuosa de su trabajo.

Mucha gente realiza trabajos dentro de Clínicas y Hospitales, permitiendolé a las mujeres elaborar un Plan de Parto que aclare lo que quieren y lo que no, tanto para el momento del trabajo de parto, como para el nacimiento en sí mismo, como para ella y el bebé una vez que salió al mundo. Varios tienen una visión menos intervencionista y medicalizada. Y, aunque que los hay los hay, no todos le enchufan cesáreas a todas las pacientes para facturar...

No es fácil. Pero vale la pena abrir esos caminos alternativos dentro del propio sistema. Hago un paréntesis acá para decir que yo, individual y personalmente, creo que esa es una muy buena manera de colaborar con que este mundo sea un mejor lugar para vivir: abrir brechas en un sistema plagado de injusticias e intentar acercar alternativas a la gente que vive dentro de ese sistema, sin que estas sean tan extremas que les resulten inasibles. Fin del paréntesis.

Yo no me animo a tener un parto domiciliario. Al menos por ahora, ese no es mi deseo. Vivo en Buenos Aires, no en Holanda, ni en San Marcos Sierra. Si llegara a tener que trasladarme a una clínica ante una urgencia, nadie me asegura que eso no será en hora pico y me quedaré trabada en medio de un cruce de avenidas. No puedo pedirle a mi hija que trate de nacer en un momento de poco tráfico. Entonces, prefiero estar de movida en el lugar donde existan los aparatos y los profesionales adecuados para tratar la mayor parte de contingencias que puedan presentarse, en el momento.

En el instante en que, cuando hablo de algunos riesgos, la gente que se dedica a los partos domiciliarios me contesta que "al estar haciendo la elección de parir en tu casa tenés que asumir que estás haciendo esa elección" yo me contesto que no es una decisión que yo pueda asumir tan fácilmente. Confío y creo plenamente en la naturaleza. Y también sé que la naturaleza es poderosa y que no siempre es un lecho de rosas. Que por supuesto, cada cosa implica sus riesgos. Pero que ante el riesgo de una episiotomía hecha al pedo y el riesgo de que no se le pueda realizar alguna maniobra vital a mi beba por carecer de los aparatos o cosas para hacerla, prefiero doscientas millones de veces el riesgo de una episiotomía hecha al pedo. Por más que el riesgo de la episiotomía hecha al pedo tenga diez millones de veces más posibilidades de hacerse realidad que el hecho de que necesitemos algún aparato o sustancia inmediatos para la niña. Supongo que uno elije dentro de qué riesgos meterse. Y nadie me parece criticable por eso. Admiro profundamente a todas aquellas mujeres que se animaron a tener a sus niños en sus casas. Admiro su confianza y su integrad. Admiro su valentía. Pero asumo que yo no soy así.

Yo no vivo de un modo natural. Si tengo una caries, voy al dentista y me la arreglo, con anestesia, tornillos, coronas de porcelana, etc. Si bien tengo una alimentación más bien sana (y no siempre), sé que consumo cosas con químicos diariamente (lácteos no orgánicos, verduras no orgánicas que pueden haber sido rociadas con agroquímicos, gaseosas con colorante, chocolates, caramelos) Respiro todos los días de mi vida un aire viciado y tomo un agua que, aunque pase por un purificador que mi madre amorosamente nos regaló con el embarazo, debe contener cosas que no son del todo puras. Estoy en contacto diario con las onda de mi laptop y de mi celular. Manejo un auto.

En fin, por más que intento cuidar muchísimas cosas, que no consumo medicamentos salvo que sea estrictamente necesario (no me acuerdo cuándo fue la última vez que tomé un antibiótico), que trato a mi gato con homeopatía, que voy a un osteópata antes de tomar un antinflamatorio (nunca tome un antinflamatorio, de hecho, creo), que como la menor cantidad de harina blanca posible, etc., etc., etc., la verdad es que someto a mi cuerpo -y ahora al de la bebé- DIARIAMENTE, a un montón de estímulos que no son naturales. Nada me garantiza, entonces, que eso no vaya a tener una consecuencia sobre mí o la bebé, por simple que sea, para la cual este sistema poco natural en el que vivo tenga una fácil respuesta no natural también. ¿Se entiende? Vivo dentro de un sistema poco natural, en condiciones poco naturales 24 horas al día y quizás necesito, por momentos, de las soluciones poco naturales que ese sistema poco natural me brinda para paliar las consecuencias de las condiciones poco naturales en las que elijo vivir. Porque, no nos olvidemos, yo elijo día a día y con felicidad, vivir en Buenos Aires.

La cosa es que, por utópico y difícil que sea, yo quiero encontrar la manera de parir lo más naturalmente posible dentro de una institución que me asegure que si una intervención no natural es necesaria para mejorar los cosas (no hablemos siquiera de "salvar" algo, hablemos de minimizar los sufrimientos innecesarios, por ejemplo; hablemos de que prefiero una cesárea antes que que a la niña la tironeen con fórceps para sacarla de la panza... y aclaro aquí que los fórceps no son algo que se utilice en los partos domiciliarios, pero que sí utilizan algunos fundamentalistas del parto vaginal), la tenga al alcance de la mano.

Prefiero que no me inyecten oxitocina sintética, prefiero que no me hagan episiotomía si no es estrictamente necesario, prefiero que no me pongan anestesia peridural (pero no puedo estar segura de que no pediré una analgesia en algún momento del trabajo de parto si se pone muy doloroso, aunque prefiero pedirla yo y no que me la ofrezcan -no confío en mi fortaleza de carácter, je-), prefiero parir en la posición que me resulte más cómoda a mí y no al médico, prefiero que mi hemoso Kyle pueda estar conmigo, prefiero que la sala de partos sea un ambiente cálido, de luces y sonidos no estridentes, prefiero que ni bien la bebé nazca la coloquen piel a piel sobre mi pecho y la dejen ahí su primera hora de vida, prefiero que si tienen que hacerle alguna maniobra absolutamente necesaria ella siempre esté conmigo o con su papá, prefiero muchas cosas que podrían darse más fácilmente si tuviera a esta beba en mi casa pero, sin embargo, prefiero parir dentro de una institución.

En eso ando. Y en ese recorrido, me encontré con nombres como el del Dr. Beccar Varela, que atiende en el Hospital Austral de Pilar, donde hay un sistema único (y soñado, diría) de nacimientos humanizados en clínica. O como el del Dr. Herrmann, que atiende en el Mater Dei. O como el del Dr. Lodeiro (un poco vapuleado ahora porque era el obstetra de Juana Viale) pero muy reconocido por muchas madres, varios otros a los que yo no tengo acceso porque no están dentro de mi Prepaga.

Abro paréntesis acá para decir que aquellas personas que estén pensando en asociarse a una Prepaga porque están pensando en tener un bebé y piensan que les podría llegar a preocupar tener un parto lo más respetado posible, investiguen primero a qué profesionales les gustaría tener acceso y si están dentro del sistema de cobertura. Ahora yo tengo la sensación de que si me hubiera afiliado a Swiss Medical o a Galeno, tendría las cosas bastante más facilitadas. Sin hablar de OSDE ¿no?, pero las diferencias de números en la cuota era demasiado significativas para nosotros.

Yendo a mis posibilidades: parece ser que en Omint, las personas que podrían llegar a tener una visión menos intervencionista del parto son: la Dra. Margarita Martín Romero (que trabaja con la partera Edith Diez, bastante conocida por su trabajo de parto respetado en domicilio e instituciones) y el Dr. Sandro Piersichetti, que trabaja en conjunto con el Dr. Herrmann y al que yo tendría acceso por estar en los consultorios externos de la Clínica Bazterrica. También me hablaron de la Dra. Keff, que atiende en CEMIC. Y Tito Fernández parece dejarte elegir la posición en la que querés parir, por ejemplo.

Mientras tanto, también me estoy comunicando con Melina Bronfman, doula y con algunos alumnos (hermosos) que me van pasando datos que puedan llegar a ir en esta línea.

Si bien no descartamos a Paleari, tengo la sensación de que quiero conocer al menos dos propuestas y personas más. Y de que, quizás quiera tener el acompañamiento de una partera durante el embarazo. O de una doula que me ofrezca una contención emocional más cercana.

Tengo que asumir que soy una persona que, a veces puede ser muy fuerte y otras puede necesitar MUCHA contención. No tengo dudas de que voy a poder parir, por ejemplo. No me da miedo eso. Pero sí tengo que asumir que me asusta la posibilidad de todo aquello que pueda implicar un riesgo, aún el más pequeño, para la bebé.

Las contradicciones. Asumir las propias contradicciones y aceptarlas. El embarazo tiene TANTO que ver con ese trabajo que no puedo creerlo. Y no quiero imaginarme lo intenso que será entonces, cuando empieza la crianza de un hijo.

Hoy.

Estoy de 17+6 semanas, mañana entro en la 18.

En la semana 12+5 nos hicimos el Exámen de Vellosidades Coriónicas. La decisión no fue liviana de tomar, pero ahora siento que fue buenísimo hacerlo. A partir de que nos dieron el resultado (todo está bien) los miedos se disiparon totalmente y empecé a difrutar muchísimo de este estado.

Fue como si me hubieran quitado de encima aquellos carteles de "con reservas" o "sin mucho entusiasmo" que tenía pegados a partir de las primeras semanas con tanto encuentro con gente de guardia.

Podría decirse que a partir de aquel martes que, los dos sentaditos en el living de casa, llamamos al consultorio Gadow y alguien dijo (a Kyle, que era el que estaba con el teléfono en la mano) la frase "Todo está bien" me asumí embarazada. Embarazada y felíz.

En aquel exámen, además, nos enteramos con certeza que es una niña. XX el cariotipo. Y corrigieron la cantidad de semanas de gestación, pero no la FPP, con lo cual no tenemos demasiado claro aún para cuándo la estamos esperando. Contando 40 semanas, sería para el 12 de enero.




Retorno. Eterno retorno.

No escribo en este blog desde hace mucho.
De pronto, el embarazo tuvo tanto que ver con la vida, con el día a día, y tan poco que ver con el registro de cualquier tipo (virtual o en cuaderno, a mano) que dejé de poder "observarlo" o "anotarlo" para empezar a atravesarlo y vivirlo. No pude las dos cosas a la vez. Entonces, me fui de los foros de internet, dejé de escribir acá, dejé de relatar.
Pero ahora volví a tener ganas de o resto para las dos cosas. Ganas de la vida, de la acción más pura y también de esta especie de diario íntimo, aunque sea tan íntimo que sólo quede para mí.


jueves, 19 de mayo de 2011

La progesterona y yo. O: "Mi lucha contra el estreñimiento"

La progesterona puede estreñir. Y lo hace, creanme...

Los primeros días no lo noté, pero los últimos, ir al baño se convirtió en una pesadilla diaria.
Tenía que hacer demasiada fuerza y las cacas (con perdón de la expresión) eran demasiado grandes y duras. una tortura que se empeoraba en el momento en que me daba cuenta que, casualmente o no, después de hacer tanta fuerza me salía un poquito de flujo con sangre de la vagina. Espeluznante, sí...

Todo el mundo te dice que tener pequeñas perdiditas de sangre vaginal puede ser normal. Que hay gente que incluso tiene pérdidas parecidas a menstruaciones. Que mientras no sea sangre roja, no hay de qué preocuparse. Que si tu obstetra no se preocupa, no hay de qué preocuparse. Que si en la última ecografía que te hicieron se veía todo lo que se tenía que ver, no hay de que preocuparse.

Pero, la verdad, es que cada vez que ves un ligero tono rosado en tu bombacha o en el papel higiénico lo que menos fácil te resulta hacer es relajarte (sobre todo cuando todos esos médicos y técnicos de guardia se encargaron de decirte una y mil veces "Es muy reciente, yo veo embarazos que se interrumpen todo el tiempo, etc.")

Yo la estoy llevando bastante bien. A veces me preocupo más, a veces menos. Podría decirse que va en relación directa al tono de la sangre: la vez que más roja salió, más me preocupé, la vez que más rosa viejo o marrón salió, menos me preocupé. Y supongo que si saliera más cantidad que ahora, me preocuparía mucho más. Hasta ahora son pequeñas porciones (la más grande fue de un centímetro, aprox) de flujo rosado, o flujo blanco con un hilito de sangre roja en el centro. Pero esto puede pasar hasta 2 o 3 veces al día, todos los días desde hace aproximadamente 5...

Entonces, como no puedo hacer nada para luchar contra eso específicamente, me puse a guerrear enérgicamente contra el estreñimiento.

Y, de todas las cosas que probé, les voy a decir con cuáles me quedé porque quizás a algunas de ustedes puedan ayudarlas:

PRIMERO: Tomar los dos litros de agua diarios (sin agua, las heces se endurecen). Agua es mejor, pero también pueden ser jugos o mate (mi obstetra me dijo que puedo tomar mate. sin excesos, claro) o mate cocido. Recuerden que el té es astringente (y además tiene cafeína, igual que el café Y el mate). De paso, con todo ese líquido, ayudan a mantener limpias las vías urinarias.

SEGUNDO: Eliminar TODOS los quesos (sí, una catástrofe, sobre todo para una persona como yo que ha vivido toda su vida a base de quesos de distintos tipos. Pero pensemos que es sólo por un tiempo y por una muy buena causa). Y seguir una dieta muy rica en fibras (reemplazar TODAS las harinas y cereales por integrales), mucha fruta, mucha verdura, mucha legumbres.
Ejemplos de esto pueden ser: un revuelto de arroz integral, lentejas y puré de zapallo -yo le pongo miso también- para almorzar o cenar. Arroz integral con verduras de oja verde crudas o chauchas o repollo (parece que los espárragos tienen mucha fibra, pero yo los probé). Verduras cocidas al vapor (cuanto menos las cuecen, menos fibra pierden, entonces es mejor no sobrecocinarlas) con quinoa, por ejemplo.
Atentas por la carne roja en exceso también constipa.
Y mi desayuno preferido: las frutas que tenga (manzana, pera, ciruela, mango, kiwi, etc.) cortadas en daditos, avena, semillas de lino y yogur activia. Si quieren, también le pueden agregar unas almendritas que, de paso, refuerzan el ácido fólico que deben estar tomando ya en pastillas.

TERCERO: Las queridas e inigualables ciruelas pasas. Las mejores aliadas de una persona estreñida. El clásico es poner 3 o 4 ciruelas en un vaso con agua a la noche y a la mañana, en ayunas, tomarte el agua y comerte las ciruelas. Pero también sirve comerlas así como vienen del paquete o hervirlas un toque en un poco de agua y comerlas y tomar el agua, en cualquier momento del día.

CUARTO: Pueden probar también con semillas de lino solas (pregunté a mi obstetra y me dijo que NO hay ninguna contraindicación para las semillas de lino -en otro post voy a hablar de lo poco útil que puede resultar leer TODO lo que hay publicado en internet...-). Se pone una cucharadita (no tan pequeña tampoco) en medio vaso de agua, se deja toda la noche y a la mañana se toma todo, el agua y las semillas ¡adentro! SIN masticar. Si las masticás, parece que pierden parte de su acción antiestreñimiento.

QUINTO: Hay quienes dicen que está bueno tomar agua caliente en ayunas y hay quienes dicen agua helada. Yo probé las dos y me funciona siempre el vaso de agua helada. Pero, como cada persona es un mundo, cada uno tiene que probar la que mejor le vaya.

SEXTO: Caminar o nadar media hora diaria, al menos.

Con esa batería, las cosas se fueron ablandando de a poco. Nada es milagroso.
Otra cosa importante es tratar de no hacer demasiada fuerza al defecar, para que no salgan hemorroides. Tiempo, paciencia y no desesperarse.

En caso de necesidad también podría tomar lactulón me dijo mi obstetra. Y me lo compré, pero por ahora no lo usé (igual, recuerden que SIEMPRE hay que consultar con TU propio obstetra antes de tomar cualquier medicación, por más que se la hayan indicado a otra embarazada)

"Vida normal"

Lo primero que hicieron cuando dije que había tenido una mancha rosa viejo en la bombacha fue indicarme reposo y progesterona 200 mg, un óvulo por la mañana y otro por la noche.

Los primeros días de reposo fueron ab-so-lu-tos y tengo que confesar que incluso los disfruté. Leí, resolví mails personales y de trabajo atrasado, miré televisión y películas, me tiré en el sillón a mirar el techo... Todas cosas que no hacía hace mucho, porque soy en general una persona bastante hiperactiva.

Pero después de las primeras 72 horas, empecé a rogar que mi embarazo se estabilizara y me dejara llevar una vida más o menos normal.

Los días siguientes no hubo ninguna pérdida. Entonces, cuando volví a la guardia, a que me indicaran cómo continuar, la obstetra que me atendió me dijo la famosa frase de "No estás enferma, vos hacé tu vida normal".

Pero, por supuesto, no tenía ni media idea de cuál es mi "vida normal". Intenté hacerle las preguntas que me rondaban en la cabeza, pero los médicos (sobre todo si están de guardia) usualmente parecen tener problemas de tiempo, de paciencia y de escucha...

Salí de la clínica pensando que la "vida normal" de una jocketa, por ejemplo, debe implicar montar a caballo al menos 4 horas diarias. "¿Y si yo fuera jocketa?", pensé "¿debería hacer mi vida normal?". "¿Si fuese fisicoculturista o boxeadora o karateka o acróbata, debería seguir haciendo mi vida normal?"

En fin, metafísicamente hablando entonces: ¿Qué cuernos es una "vida normal"?

Mi "vida normal" incluye algunas actividades que son fuertes o exigentes físicamente. Unas más, unas menos. Algunas puedo manejarlas y otras no. Entonces: ¿cómo saber qué partes de mi vida "normal" era peligrosas para mi incipiente embarazo y qué partes no, más aún cuando venía de hacer un reposo total por las pérdidas?

-"No hacer abdominales, no levantar peso, no caerse", me dijeron. Todas cosas que yo hago en mi "vida normal". "Usá tu sentido común", me dijeron.

Y mi sentido común entraba en contradicción cada vez que me decían que tenía que hacer reposo absoluto si tenía otra pérdida, pero que hiciera mi "vida normal" si no las tenía. Porque, la verdad, entre el reposo absoluto y mi vida normal hay MUCHA distancia.

Primero decidí que continuaría con todo, con pequeñas adapataciones. Pero al pasar los días, y al darme cuenta que mi vida, de hecho, ya está bastante fuera de lo "normal" por el simple hecho de que es la primera vez en mis treintipico de años que estoy embarazada, decidí que suspendería algunas cosas, al menos por un tiempo.

Aquellas que me daban más duda o que sentía que quizás perderían su escencia si no podía hacerlas con la misma disponibilidad corporal que antes, las guardé. Me gusta más pensar que las guardé para más adelante, que que las suspendí.

Pensé "¿Por qué no asumir que éste es un evento único, que está en mi cabeza casi las 24 horas del día -al menos por el momento- y que es normal que me dé un poco de miedo encarar una actividad física extenuante, más allá de que le quite todos los saltos, abdominales y pesos? ¿En fin, por qué no aceptar que sí, que me siento un poco más vulnerable?"

Supongo que todos estos consejos standard que da la fuerza médica a las embarazadas (y a los pacientes en general, pero eso ya es otra cosa) tienen que ver con prevenir cuestiones standard. Entiendo que debe haber muchas mujeres que no quieren ni moverse por miedo a perder sus embarazos. Entiendo que debe haber mujeres que deben vivir el embarazo como algo parecido a una enfermedad. Entiendo que se debe buscar correr de en medio miedos infundados. Pero sacar la conclusión de que, entonces, hay que decirles a todas lo mismo, no es bueno.

Vuelvo a tener la sensación que me hizo sentir hace mucho tiempo que la homeopatía era la única salida: que la medicina debería recordar que cada persona es un mundo. Y que, aunque diferentes entre sí, muchos de esos mundos son "normales" y cada uno debe ser atendido en sus particularidades.

A la jocketa, a la fisicoculturista, entonces, habrá que explicarles que bajen un poco las revoluciones. A la muchacha sedentaria, habrá que explicarle que sería bueno que empiece a hacer algo de actividad física de a poco. Y así, en cada caso único y particular. ¿Verdad?

lunes, 16 de mayo de 2011

Presuntamente embarazada.

La primera cosa que nos llamó la atención fue la marcada manía de casi todos los médicos y técnicos jóvenes de guardia en aclarar cosas como "Legalmente, vos todavía no estás embarazada", "Esto es un presunto embarazo" (llegaron a decirme "Tenés un presunto atraso" cuando el atraso no tiene nada de "presunto"), "Es demasiado reciente. Todos los días vemos embarazos que se interrumpen" (sic), "No se entusiasmen", etc., etc., etc.

Y entendemos, eh... Entendemos adónde apunta la cosa.

Ahora, con tanta tecnología uno puede enterarse que está embarazado con mucha más anticipación que antes, que no existían los tests, las ecos transvaginales, etc.

Entendemos que hay embarazos que se interrumpen (pero también puede leerse en varios sitios de internet que no son más que entre el 3% y el 7%)

Entendemos que no se sabe cómo va a continuar todo.

Entendemos.

Pero también entendemos que no hace falta ser tan enfático. Que hay también muchísimos embarazos que llegan a término felizmente. Que siempre importa mucho cómo se va desarrollando TU embarazo, más allá de lo que pase con los demás.

Entedemos que está bueno ser un poco más humano y menos legal.

Entonces, si bien uno no espera que le hagan un baby shower en la clínica la primera vez que va a una consulta por un "presunto embarazo", tampoco es necesario aclararte TANTAS veces que no se sabe adónde irá a parar todo eso que te pasa. Porque, presunto o no, llegue a término o no, en tu cuerpo empezó un proceso que tiene que ver con la gestación de un niño. Y eso, en sí mismo, ya es una maravilla. ¿O no?